
Sabemos que la resiliencia es la capacidad que tiene una persona o un grupo de recuperarse frente a la adversidad para seguir proyectando el futuro.
Pareciera ser que se trata sólo de esfuerzo y buena voluntad pero…
¿Cómo es una persona resiliente?
- Es consciente de sus potencialidades y limitaciones. Tiene un buen conocimiento de sí mismo .
- Confía en sus capacidades y por eso , se propone objetivos y siente confianza para lograrlos.
- Es flexible ante los cambios: no se queda en la queja , analiza diferentes perspectivas, sin aferrarse a sus planes iniciales o a una única solución.
- No intenta controlar las situaciones ni cambiar el entorno, controla sus emociones.
- Es empática y compansiva: se puede poner en el lugar del otro . Busca maneras de acordar y no de disentir.
- Ve la vida con esperanza: por muy malo que se presente la sitruación piensa que el día siguiente puede ser mejor.
- Construye fuertes vínculos con los demás: es consciente de la importancia del apoyo social y no duda en buscar ayuda cuando lo necesita.
- Tiene buen humor: Se ríe de sí mismo y de sus desdichas.
- Pone en palabras lo que le pasa y lo que desea con bastante objetividad y precisión.
- Es creativa: es capaz de sacar algo bueno de su desdicha, sin atarse a lo que no fue sino con la ilusión de lo que será.
- Tiene diálogo interno: Habla consigo misma ordenando ideas, planificando, advirtiendo los pro y contra de sus decisiones.
- No se apega al pasado, lo valora como experiencia de aprendizaje.
- Sus pilares son : YO SOY, YO QUIERO, YO PUEDO.
¿Se nace o se hace resiliente?
«Desde el punto de vista cerebral todos contamos con un circuito que se activa frente a situaciones emocionales estresantes. Estos incluyen la corteza prefrontal, la amígdala, el hipocampo, el cíngulo anterior y otras estructuras relacionadas. El punto clave es la plasticidad que tiene o desarrolla este circuito cerebral para transformar estas experiencias emocionales y capitalizarlas de la mejor manera posible».
«Según algunos investigadores, la corteza prefrontal izquierda es clave para estos mecanismos de resiliencia, demostrando que las señales entre la amígdala (que es el área relacionada con las emociones) y la corteza prefrontal (que es el área relacionada con la planificación, la organización y la toma de decisiones) determinan la velocidad en que un cerebro se ha recuperado en una situación estresante».(Dra. Teresa Torralva. Doctora en Neurociencias. Directora Dpto. Neuropsicología de Fundación INECO.)
¿Somos o nos convertimos en seres resilientes? Todos nacemos con ciertas características biológicas pero, el poder del medio ambiente, nos puede ayudar a desarrollar habilidades que se instalan y transforman nuestro cableado cerebral y nuestra forma de enfrentar la vida. Lamentablemente, no siempre el entorno ayuda. Por eso, es fundamental estimular las habilidades sociales y emocionales en la casa y en la escuela.
La resiliencia, entonces, no es un rasgo que se tiene o no se tiene. Incluye conductas pensamientos y acciones que se entrenan para mejorar la calidad de vida. La capacidad para resolver problemas y la velocidad en poder lograrlo depende de cada persona: sus aptitudes y su entorno.