
- Corregir es advertir un error y enmendarlo.
- Es sinónimo de reparar, reformar, modificar.
- Una habilidad básica para aprender del error y buscar la mejora.
- Se aplica tanto en lo académico como en lo conductual.
Todo educador tiene la difícil tarea de corregirse y corregir a cada uno de sus alumnos y alumnas para mejorar el desarrollo personal y académico.
Por eso, no debe perder su capacidad de autocrítica, pero tampoco, la capacidad de observación y modos apropiados para transformar el error, propio y ajeno, en un aprendizaje. Es una habilidad permanente de mirarse y mirar al otro en el maravilloso proceso de enseñanza y aprendizaje.
Conocernos a nosotros mismos y poder situarnos en el contexto social sabiendo quienes somos con nuestras fortalezas y debilidades es un primer paso para empatizar y dirigir el proceso.
El autoconocimiento, las experiencias como alumno/a, nuestra elección vocacional y nuestros valores son la base para comprender que no puedo corregir al otro si no tengo capacidad de reflexión personal
Cuando no podemos “mirarnos”, la corrección pasa a ser un juicio de valor de lo que el otro hace, no hace o debe hacer.
¿Qué rol tiene el docente cuando se limita a marcar el error?
Pasa a ser un supervisor, deja de ser educador.
Corregir es:
Acompañar el aprendizaje de cada alumno/a:
Cuando el docente puede revisar las tareas y advierte el tipo de error, la frecuencia con la que se da, la forma de trabajar de su alumno/a, los espacios en blanco, la redacción de sus respuestas, la caligrafía, la precisión de los cálculos y tantas cosas más, puede conocer mejor al estudiante y advertir sus fortalezas y debilidades.
Orientar nuestro plan de trabajo acorde a lo observado:
Advertir el error y después ¿qué?
Después de revisar los cuadernos no sólo advertimos el trabajo de cada alumno/a sino del grupo. Podemos advertir si la consigna fue confusa, si el ejercicio no se comprendió, si el grupo necesita ejercitar más, si el tema hay que explicarlo nuevamente, etc.
La corrección ayuda a reorientar el proceso, a proponer nuevas estrategias a partir de los resultados.
Comprometer a los alumnos y alumnas en su aprendizaje y comportamiento
Cuando el alumno observa que su docente lo mira y que se muestra interesado por su trabajo, no necesariamente se va a motivar para aprender, pero, si se dará cuenta que no es lo mismo hacer que no hacer. Cuando pasan días y el docente no miró su trabajo, el alumno siente que da lo mismo hacerlo o no, hacerlo prolijo o desprolijo, completar las actividades o dejar los espacios en blanco.
Hay alumnos/as que, con la corrección amorosa de su maestra, se incentivan para mejorar. Expresiones como: ¡Seño mira como pinté! ¡Seño lo pude terminar! ¡Seño hice la letra más chiquita! Y muchas expresiones más…
Nuestra presencia se nota y se debe hacer notar para poder corregir.
La felicitación de un docente, las palabras de aliento, las indicaciones de cómo hacerlo mejor y de lo que se espera de él o ella, son el motor que necesita el estudiante para sentir que tiene sentido su intención de mejorar, que es valorado su trabajo y que es reconocido su esfuerzo.
Proponer en cada caso, metas y objetivos a lograr a corto plazo:
Una vez que se observan las fortalezas y debilidades y la motivación está encendida, pensamos en estrategias, formas de trabajo, formas de recompensa, metodologías y recursos didácticos para implementar y enriquecer el aprendizaje.
Cuando una persona sabe lo que se espera de ella con metas concisas y claras, es más fácil que sepa a dónde focalizar su esfuerzo. Si da lo mismo, el esfuerzo decae.
¿Cómo llevar a cabo la corrección?
Depende de muchos factores establecer un modo de corregir: edad, cantidad de alumnos, materia que se dicta, disciplina áulica, etc.
A veces la falta de tiempo dificulta la corrección diaria. Es por eso conveniente, priorizar aquellos alumnos que necesitamos acompañar más. Ya sea porque les cuesta o, porque no trabajan. Esos cuadernos no pueden volver a la casa sin que se note la presencia del docente.
Los alumnos que tienen autonomía, responsabilidad y aprenden sin dificultad, no necesitan de la intervención diaria de su docente, pero, los que tienen dificultad sí.
ALGUNAS SUGERENCIAS
Selecciona a los alumnos a los que no van a dejar de corregir diariamente. NO importa si no superan los 5 pero, esos cinco estarán recibiendo la atención que necesitan. Peor, es decir, no puedo con tantos alumnos, no me entregan para corregir y otras tantas expresiones que dejan sin acompañamiento a los alumnos.
En caso de pedir una corrección, rehacer una tarea o completar actividades no resueltas en clase, no te quedes con la idea de poner el cartel COMPLETAR y nada más. Verifica al otro día que está resuelto. Al alumno que cumplió lo incentiva saber que su maestra sabe que se preocupa por mejorar y que cumplió con lo pedido. Al que no lo hizo, debemos hacerle un seguimiento más cercano para que, él y sus padres, vean que nuestra consigna debe ser cumplida.
Cuando las dificultades son de conducta y comportamiento, también requieren corrección. NO es fácil modificar la conducta propia ni ajena, pero, ser consciente que debemos cambiar actitudes, modos de comunicación, respeto por los otros y respeto por las normas es fundamental para propiciar un cambio. La queja y el comentario que no busca soluciones se queda en eso, queja y comentarios.
Difícil tarea la de corregir, pero gratificante tarea cuando se logran los cambios que deseamos. ¡A corregir entonces!