
La depresión es un trastorno mental caracterizado por la tristeza. Sin embargo, no siempre que estamos tristes, estamos deprimidos.
La tristeza es una emoción humana normal que cada persona experimentará en momentos estresantes o sombríos pero, que pasa con el tiempo.
En la depresión se suman sentimientos de desánimo, desesperanza, sentimientos de inutilidad o culpa excesiva , abulia, falta de motivación y pérdida de interés en actividades que una vez se disfrutaron.
Desde lo biológico, sabemos que la serotonina, es un neurotransmisor que el cuerpo usa para enviar mensajes entre las células nerviosas. Los niveles de serotonina son mucho más bajos en las personas que padecen un cuadro depresivo, lo cual influye en gran cantidad de procesos mentales. Una persona triste, en cambio, no experimenta cambios tan radicales ni duraderos en sus dinámicas de activación cerebral.
Las imágenes del cerebro evidencian estas diferencias.
Una persona que experimenta el duelo reciente ante una pérdida o crisis tiene manifestaciones semejantes a un trastorno depresivo pero, pasado un tiempo, las manifestacioones de tristeza ceden y la persona comienza a aceptar su situación, encuentra consuelo y, el afecto y las palabras de otros, cuentan, lo ayudan.
En el depresivo, los síntomas persisten, no tiene consuelo, persevera en ideas del pasado, no puede proyectarse hacia el futuro, se siente desamparado y con amor propio reducido.
¿Cómo podemos enfrentarla?
- Ser concientes de lo que nos pasa y poder ponerlo en palabras.
- Aceptar que necesitamos ayuda.
- Buscar ayuda en personas de confianza y/o en un profesional de la salud mental.
- Iniciar un verdadero proceso de autoconocimiento para aceptar la realidad y poder proyectarnos hacia el futuro.
- Comprender que no siempre basta con la voluntad para superarla.